lunes, 15 de julio de 2013

Cancaneo. (Dogging / Cruising)


El cancaneo es la práctica sexual que consiste en mantener relaciones sexuales en lugares públicos, generalmente de forma anónima y sin ataduras.
Suele realizarse en parques, playas, bosques y demás descampados cercanos a zonas urbanas, así como en baños públicos y las aéreas de descanso de autopistas.
El dogging es el anglicismo para referiste a esta actividad cuando los practicantes son heterosexuales mientras que cruising es el termino ingles usado en el ambiente gay.

Cancaneo Heterosexual; Se suele aceptar que es un fenómeno moderno de origen británico, cuya moda se ha extendido a otros países. Los lugares típicos para esta práctica son parques y aparcamientos. Suele haber más de dos participantes y a veces evoluciona hacia una orgia.
Los mirones son bienvenidos, lo que hace del dogging una forma de exhibicionismo. Los participantes se pueden reunir de forma casual o (cada vez más habitual) haberse citado a través de internet. 

Cancaneo Homosexual; El cruising o cancaneo homosexual más que una práctica exhibicionista es un fenómeno relacionado con encontrar un compañero sexual de forma anónima, discreta y sin ataduras, en lugares públicos pero lejos de las miradas extrañas. Además es un fenómeno más antiguo, existen registros históricos de que esta práctica ya se realizaba en la antigua Roma. Los baños públicos son mencionados como lugares para encontrar compañeros sexuales. Juvenal señala que allí los hombres se rascaban la cabeza con un dedo para identificarse ante los demás. También se cita que había hombres que buscaban marineros en las proximidades de distrito cercano al Tiber.

Si quieres conocer, reglas y conductas del dogging, visita :http://vidayestilo.terra.es/pareja/sexo/dogging-el-sexo-prohibido,5d1346f9a04fc310VgnVCM5000009ccceb0aRCRD.html 

Fuente: Wikipedia.// vidayestilo.terra.


Bien, ahora como opinión personal, añadir que esta práctica cada vez más de moda, tiene el aliciente del anonimato, ya que también puedes ir disfrazado o a cara cubierta, ya sea con una máscara o caretas. Internet ha abierto la tapa de Pandora en lo que a la realización de parafilias se refiere, pues los que se creían solitarios se dan cuenta de que no son únicos y de que hay muchos como ellos. Y es por ello que se sirven de este medio para concretar sus citas.
Teniendo en cuenta y siempre con precaución de con quién se queda.  Solo nos queda disfrutar siendo vistos o a escondidas con un anónimo.

Y una vez más, leamos estas líneas dejando a la imaginación jugar con el relato que aquí se presenta.



Estaba nerviosa, no sabía con certeza cuantas personas se iban a presentar, si solo sería ella la única mujer o si por el contrario nadie iría y haría un gran ridículo, teniéndose que volver sola.
Esperaba con ardientes deseos que todo marchase bien y disfrutar de una nueva experiencia, ¿serían guapos?, ¿Atractivos?, ¿Agradables? ¿Agresivos?, un mar de dudas cubría a la Mujer. No tenía demasiado claro donde se estaba metiendo.
Llegó al punto de encuentro, una mesa de piedra en medio de un descampado a las afueras de la ciudad.  Aún no había nadie.
La oscuridad, era casi absoluta, quitando algunas luces a lo lejos, dejando que las sombras de los arboles jugasen a su antojo e incomodasen un poco a la Mujer.
Se sentó en la piedra, haciendo que su piel se erizase al contacto de la misma,  pues llevaba una minifalda de licra negra, que al sentarse se le había subido de tal forma que dejaba sus nalgas al aire y lógicamente al contacto directo con la fría piedra de la mesa.
Se encendió un cigarro y esperó, sin saber muy bien que es lo que deseaba, si un plantón o que acudiesen al menos dos o tres personas a la cita.
Al cabo de una media hora empezó a escuchar murmullos lejanos, parecían masculinos, pero no se quería adelantar, quizás fuesen transeúntes o alguien dando un paseo, aunque a esa hora, sería algo extraño.
No tardaron mucho en acercarse a la Mujer,  tocar sus hombros y espalda semidesnuda.
Ella noto unas manos fuertes agarrando sus hombros, a la par que otras delicadas rozando su espalda.
Uno de ellos se coloco delante de ella, abriendo sus piernas lentamente, apartando el tanga, comenzó a masajear su sexo palpitante.
El Otro, sentado encima de la mesa con los pies en el otro asiento y girado hacia ella, comenzó a lamer su cuello y a masajear sus senos.
Uno, mientras masajeaba el sexo de la Mujer, saco su pene y puso las manos de la mujer en el mismo, para que ella también jugase.
Así bien, no tardo en comenzar despacio y pasionalmente a maniobrar con su glande. Mientras que el mismo, introducía los dedos anular y corazón dentro de ella, haciendo que gimiese a un alto volumen, Otro siguió masajeando sus senos y pezones ya duros y erizados.
Este también sacó su glande, que ya se encontraba duro y ardiente, pues ver a aquella desconocida gemir mientras, Uno, la follaba con su mano, le ponía en exceso.
Mientras Otro masajeaba los senos de la Mujer con una mano, con la otra jugaba con su pene erecto.
Uno hizo un gesto a Otro y cogiendo en volandas a la Mujer la cambiaron de posición.
Ella de pie,  Uno detrás suya, abriendo sus nalgas, contemplando su ano, su sexo húmedo y chorreante, Otro frente a ella, con su falo en la mano. La falda de ella se posicionaba ridículamente en la cadera a conjunto con la camiseta, dejando todo al aire.
Uno le introdujo su gran glande, de forma visceral, con las manos agachó la espalda de la mujer, para que pudiese comer el duro sexo de su compañero.
Uno agarro sus caderas, Otro su cabeza y comenzaron al mismo ritmo a introducir sus glandes por los diferentes agujeros.
Desmesuradamente, la mujer salivaba sobre Otro, a la par que gemía por las embestidas descomunales de Uno.
El sonido ambiente, ruido de grillos, pájaros nocturnos y demás maleza de la noche quedaba sepultado por los gemidos ahogados de la Mujer.
Mientras continuaban en esa posición, apareció otro hombre, el tercero.
No quería molestar ni tan siquiera participar, el solo había ido a mirar tal espectáculo. Se sentó en la mesa y comenzó a jugar con su glande mientras se relamía observando a los tres cuerpos moverse rítmicamente.
Otro miró a Uno, suficiente para que este entendiese que quería cambiar las tornas.
A Uno le pareció perfecto pues necesitaba descansar un poco para poder aguantar más tiempo sin correrse.
Otro la cogió por el cuello y beso su boca, húmeda y algo pegajosa.  La cogió y subió encima de él, Ella hizo lo propio y se abrazo al cuello del Hombre, (Otro), y con las piernas hizo un lazo sobre su gruesa cadera.
Agarrando las nalgas de la mujer, comenzó a subir y a bajarla sin ninguna dificultad pues Él era mucho más grande que ella.
Los gemidos se entremezclaban nuevamente con los de los dos hombres, pues el tercero llegaba al climax observando tal escena devastadora para el interior de la mujer, pero a la vez tan gratificante para ambos.
Como si de un Oso se tratase, el Hombre que embestía a la mujer vertió en su interior todo su líquido de dioses, su hidromiel, espeso y caliente. Un gemido descomunal, acompañado de una cachetada en las nalgas de la mujer.
La bajó al suelo y el líquido del hombre bajaba lentamente por los muslos de la mujer. Las piernas de esta temblaban de la tensión.
Cedió el turno a Uno quien cogió a la mujer y apoyándola en la mesa dejó sus cachas en pompa, rojas y calientes, abriéndolas, pasó la lengua desde su ano hasta su sexo haciendo que la Mujer siguiese gimiendo ante tal gesto.
Su glande iba a explotar y necesitaba hacerlo dentro de ella. Introdujo lentamente el capullo para terminar fuerte y duramente con la metida, el cuerpo de la mujer se irguió y su piernas temblaron aún mas, casi haciéndola ceder, el hombre, (Uno), haría la misma jugada varias veces más, engañando al cuerpo de la mujer, para después castigarlo con una embestida cada vez mayor y más dura.
Ella ya había llegado al climax, pero tenía que esperar a que el hombre que ahora la follaba acabase. Su cuerpo se convulsionaba del placer, su sexo húmedo, chorreaba elixir de Dioses.
Y el hombre como un animal salvaje, en aquel boque, a ojos de aquellos dos hombres ya satisfechos, embestía a la mujer, una y otra vez, cada vez más fuerte. Dando cachetadas, apretando sus piernas.
Finalmente, en un gruñido de placer, Él, llego al climax absoluto,  y derramó su Hidromiel, en el interior de la mujer, juntándose con la de la misma y la de su otro compañero.
Respiraban a trompicones, con Él aun dentro de ella. Ella se echó lentamente para adelante, notando el vacío que dejaba aquel glande tras de sí.
Tres cuerpos sudados, cansados, cuatro cuerpos satisfechos, se encontraban en las afueras de la ciudad, fumando el cigarro de después.
Acariciándose entre todos, sintiéndose como animales en el bosque.




                                                                           Hasta la próxima queridos.


2 comentarios:

  1. Animales anónimos sin nombre, eso somos en la noche, depredadores y presas, cuando caen nuestras falsas máscaras de Humanidad y sale nuestra verdadera naturaleza. Gracias por deleitarnos de nuevo, deliciosa y perversa Acid. Ojalá nos encontremos en un bosque oscuro, o en un descampado...pero me pregunto quién sería el gato...y quién el ratón.

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  2. Gracias querido Diabolik, añadir que Todo es cuestión de salir a jugar o en su defecto de salir a cazar.

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