lunes, 1 de julio de 2013

Hipoxifilia

Asfixiofilia, también llamada Hipoxifilia o Hipofixiofilia; Es una perversión muy común, los deseos sexuales se despiertan por la fantasía de ser estrangulado (a) y llegar a la asfixia.
Es una manera de obtener satisfacción sexual a través de la disminución de la respiración durante la actividad sexual, puede ser personal o consistir en la actividad con otra persona.

Consiste en impedir la respiración de la pareja o la propia, ya sea mediante la obstrucción de las vías respiratorias cubriendo la cabeza con elementos plásticos o de latex o recurriendo a la semiestrangulación. Se trata de una práctica sexual peligrosa que ha llegado a ser causa de muerte. Cuando lo practica una persona sola se denomina asfixia autoerótica. El término “Autoasfixua Erótica” fue acuñado en 1991 en un estudio en una revista científica estadounidense. 

Muchos son los que han fallecido por esta parafilia, a mí parecer mucho más común de lo que se suele decir, compositores de música como Frantisek Kotzwara siendo este probablemente el primer caso registrado.

Esta parafilia en concreto es peligrosa dado que la persona afixiada depende del control de fuerza de la pareja de cama. El resumen de tal práctica es sencillo. La “victima” se deja llevar por el éxtasis que produce perder el control y sentir que, momentáneamente, mueres, lo cual es uno de los quid de esta práctica. Actores, compositores, príncipes, políticos, cualquier persona, como en todas cabe añadir, se puede sentir atraído por esta deliciosa practica.
Ahora, si se ha de tener cuidado y tener una señal de stop, para evitar la hipoxia o la misma muerte.

Un caso que llamó mucho mi atención, fue el de la japonesa Sada Abe, mató a su amante, Kichizo Ishida, mediante asfixia erótica en 1936. Luego cortó los genitales y los llevó en su bolso durante varios días. El caso causó sensación en el Japón de los años treinta. La película el imperio de los sentidos, (1976) trata acerca de este caso. 

fuentes: wikipedia & monografias. 

Les contaré queridos míos, la primera vez que probé esta parafilia, como novedad no deja de ser excitante. Lo curioso es que años después la sigo practicando y disfrutando como la primera vez.  Añadir, que esta práctica se ha de tratar, como todas en realidad, con respeto, pues no se le puede pedir a todo el mundo su práctica.

Pongan en primer lugar la mente en situación y dejen a su imaginación jugar libremente por las líneas que siguen a continuación.


Un cuarto en penumbra, con la ventana ligeramente abierta, por la que se cuela una débil brisa y hace que la cortina juegue a su compás.
Una cama grande, con sabanas azules, suaves, pero sin llegar a ser raso o terciopelo, (estos son demasiado incómodos para hacer nada), una puerta cerrada y algunas velas encendidas.
Dentro del cuarto, encima de la cama, dos cuerpos que juegan a descubrir las oscuridades del otro.
Una mano ruda y fuerte que roza delicadamente un cuerpo femenino, pequeño, delgado.
Se deja de juegos y baja directamente al núcleo de su cuerpo.
Roza suavemente  su pelvis y juega con los labios que ya se han humedecido por la exictación.
Lleva sus gruesos dedos a la boca de la joven mujer y los mete para que esta los lama y salive encima de ellos.
Una vez mojados, guía de nuevo su mano, ahora convertida en herramienta hacia su húmedo sexo.
Juega con el clítoris, lo que hace que ella se estremezca y su piel se erice.
Sin miramientos y cuando menos lo espera, introduce dedo índice y dedo corazón, dentro, muy dentro. Tanto que ella mezcla dolor y placer en un gemido.
Empieza despacio, sin prisa, a meterlos y a sacarlos, mientras sus dedos se cubren ligeramente del jugo místico de la mujer.
Sus pezones se endurecen como reacción a los pellizcos que el da con su otra mano.
Su cuerpo se retuerce de placer, pues Él ha aumentado el ritmo e introduce veloz y ferozmente ahora tres de sus dedos, ella gime y se convulsiona hacia arriba, su cuerpo se vuelve rígido y explota con un sublime gemido, los dedos del fuerte hombre se humedecen mas y el jugo de la joven mujer se esparce por la sabana, impregnando sus muslos de tal delicado elixir.
Ella se incorpora y comienza a jugar con el capullo de su gran y abultado miembro viril, lo lame e introduce entera, hasta dentro, salivando encima de Él.
El cuerpo del gran hombre se ve avasallado por tal placer y sus ansias de penetrarla aumentan por segundos.
Sin más miramientos, la agarra por la cintura y la tumba en la cama, quiere poseer ese pequeño y delicado cuerpo, destruir su sexo a base de embestidas feroces.
Así bien, después de dar un lametón a su vulva comienza a introducir su pene lentamente, genera confianza y cuando Ella, menos lo espera, introduce su glande hasta dentro, en una fuerte y sonora sacudida.
Sigue un ritmo rápido, adora ver la mezcla de placer y dolor  que en su cara se dibuja.
Su cabeza da en la pared, la convierte en su muñeca.
Ella llega al primer culmen de la actuación, pero él no se detiene, quiere continuar con su gran y dura interpretación.
Cuando están en pleno éxtasis el agarra el delicado cuello de la joven mujer y comienza a apretar, lo que a ella, al principio, descoloca e intenta liberarse pues no sabe muy bien cómo reaccionar.
Sus pezones se ponen de nuevo duros, su piel se eriza, pues aunque intenta liberarse del yugo de su mano, su cuerpo no puede evitar el disfrutar con cada embestida feroz que le da el Hombre.
Él aprieta más, hasta que a ella se le corta la respiración y entonces, un calambre recorre el cuerpo de la Mujer, intenta respirar, no lo consigue, notando las embestidas del Hombre y notando como pierde fuerza de agarre en sus manos, llega al éxtasis que produce el orgasmo femenino conjuntado con la ausencia de respiración.
El no lo duda dos veces y continua más feroz que antes.
Para ella una tercera vez y él una primera, llegan al culmen de tal historia contada. Los ojos de Ella se vuelven blancos momentáneamente, es el preciso y justo instante que Él necesita para cubrir su cuerpo de su blanca y caliente Hidromiel, mientras suelta despacio y con seguidas y continuadas caricias, su delicado, que ahora se encuentra rojizo, cuello.

Ambos se encuentran sudados y en pleno éxtasis, sobre las sabanas azules, húmedas y arrugadas por el roce de los cuerpos. Ella tose un par de veces, tal esfuerzo ha resecado su garganta. Pero el placer que ha descubierto, abre un sinfín de puertas para ella.

Qué en este caso, soy yo.

Hasta aquí la primera parafilia, espero la hayan disfrutado. Cálidos besos queridos. 

3 comentarios:

  1. Muy didáctico, querida Acid, a la par que muy erótico, sensual, excitante y morboso. Me he masturbado leyéndolo, no se me ocurre mejor halago. Me sentía como el rudo hombre que destruía tu sexo a la vez que te asfixiaba, hasta derramar mi hidromiel sobre tí. Ojalá tuviera una muñeca como tú para jugar...

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    1. Gran halago el vuestro querido Diabolik. Solo espero poder derramar nuevamente su Hidromiel en las próximas entradas.

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